sábado, 23 de abril de 2011

El Colectivo (2º Versión)

(A lo anterior, se le deben sumar alteraciones temporales.)

Él es joven, atento y muy reflexivo. Ella bien podría ser su abuela, le gusta hacer compras de todo tipo y suele ser víctima de la inseguridad (pero en este momento, ¿quién no?). No se conocen, pero juntos esperan la llegada del colectivo en el barrio porteño de Recoleta, y cuando éste llegue, sí se van a conocer.
Roberto todos los días llegaba a la misma hora a la parada. Ese día estaba primero en la fila, pero llegado el momento, cedió a la señora el privilegio de subirse al colectivo. Ella, sin agradecer, subió, buscó sus monedas, las colocó en la máquina y retiró su boleto

El colectivo de la línea 160 estaba lleno de gente, como era de esperar. Tampoco era novedosa la densidad o el calor humano que estos protagonistas comenzaban a sentir.

El recorrido habitual se veía afectado por las congestiones ya asimiladas del Microcentro cuando, veinte minutos después del ascenso, se liberó el asiento que el muchacho tenía frente a sí. La mujer, empedernida en su objetivo logró llegar hasta él golpeando desinteresadamente a quien fuera necesario con sus bolsas de zapatos recién comprados.
-Por lo menos pida permiso.
-Yo te lo pedí nene, pero vos estabas con tu musiquita y no me escuchaste.
-”Mi musiquita” no está tan fuerte –Aclaró Roberto–. Usted debería ser un poco más respetuosa.
-A mi no me vengas a hablar de respeto. Yo soy una señora mayor y chicos como vos son los que van a arruinar todo el trabajo de mi generación.

Si había algo que Roberto odiaba era ser encasillado en una masa inexistente. Para él, el futuro es una gran responsabilidad y de a poco, está aprendiendo a tomarla.
Con la voz más fuerte, para que su enemigo momentáneo fuera humillado, Mónica agregó:
-Yo a tu edad ni se me hubiera ocurrido hablarle así a alguien mayor.

La señora logró el objetivo de ser escuchada, pero el susurro general estaba del lado del joven. El colectivo estaba colmado de trabajadores y estudiantes, no había nadie tan superficial como ella.
-Que usted sea mujer y sea adulta, no significa que sea más que los varones, o los jóvenes. Yo vengo de trabajar, usted viene de mirar vidrieras. ¿Me puede ceder el asiento por favor?

Mónica estupefacta, lo miró a Roberto. Hasta el chofer pudo notar cómo el rostro de la mujer se ponía colorado, fiel signo de su vergüenza. Ella recordó cuando no le agradeció al muchacho en el momento de subirse al colectivo
Aún faltaban varias paradas para llegar a destino, pero la señora se bajó del colectivo con la sensación de que no había persona en ese apretado lugar que no estuviera juzgando la comodidad de esta mujer.

jueves, 14 de abril de 2011

El Colectivo (1º Versión)

(Lo siguiente es un cuento para la facultad. Las únicas condiciones (por ahora) es que contenga estos cinco hilos argumentativos: éxito, partida, fracaso, daño, combate.)


Él es joven, atento y muy reflexivo. Ella bien podría ser su abuela, le gusta hacer compras de todo tipo y suele ser víctima de la inseguridad (pero en este momento, ¿quién no?). No se conocen, pero juntos esperan la llegada del colectivo en el barrio porteño de Recoleta.

Roberto estaba primero en la fila, pero llegado el momento, cedió a la señora el privilegio de subirse al colectivo. Ella, sin agradecer, pagó su boleto y se adentró a la densidad que traería el calor humano del viaje.

El recorrido habitual se veía afectado por las congestiones ya asimiladas del Microcentro cuando se liberó el asiento que el muchacho tenía frente a sí. La mujer, empedernida en su objetivo logró llegar hasta él golpeando desinteresadamente a quien fuera necesario con sus bolsas de zapatos recién comprados.

-Por lo menos pida permiso.

-Yo te lo pedí nene, pero vos estabas con tu musiquita y no me escuchaste.

-”Mi musiquita” no está tan fuerte –Aclaró Roberto–. Usted debería ser un poco más respetuosa.

-A mi no me vengas a hablar de respeto. Yo soy una señora mayor y chicos como vos son los que van a arruinar todo el trabajo de mi generación.


Si había algo que Roberto odiaba era ser encasillado en una masa inexistente. Para él, el futuro es una gran responsabilidad y de a poco, está aprendiendo a tomarla.

Con la voz más fuerte, para que su enemigo momentáneo fuera humillado, Mónica agregó:

-Yo a tu edad ni se me hubiera ocurrido hablarle así a alguien mayor. La señora logró el objetivo de ser escuchada, pero el susurro general estaba del lado del joven. El colectivo estaba colmado de trabajadores y estudiantes, no había nadie tan superficial como ella.

-Que usted sea mujer y sea adulta, no significa que sea más que los varones, o los jóvenes. Yo vengo de trabajar, usted viene de mirar vidrieras. ¿Me puede ceder el asiento por favor? Mónica estupefacta, lo miró a Roberto. Hasta el chofer pudo notar cómo el rostro de la mujer se ponía colorado. Fiel signo de su vergüenza.

Aún faltaban varias paradas para llegar a destino, pero la señora se bajó del colectivo con la sensación de que no había persona en ese apretado lugar que no estuviera juzgando la comodidad de esta mujer.

lunes, 11 de abril de 2011

Antes de empezar a narrar y darle forma a esta antología de experiencias, es necesario aclarar que quien escribe no es quien escribe. Es decir, recuerden cosas básicas de toda obra literaria: el narrador no es el autor. Lo que se escribe no es real, es ficción. Aunque lo parezca; no se confundan. También tengan en cuenta que las opiniones que el narrador tenga no siempre coincidirán con el autor que escribe, ya que el primero es un personaje y el segundo, una persona. Teniendo en claro lo anterior, y habiendo pactado que la imaginación es personal demos inicio a este humilde espacio que busca algo, que no se sabe qué es, pero esperemos entre todos encontrar.

miércoles, 6 de abril de 2011

Narrado en 1ra

(De Wikipedia)



Primera persona en narrativa es el modo en el cual una historia se cuenta desde el punto de vista de uno de los personajes de la obra, el cual se refiere a sí mismo al utilizar todo el tiempo la primera persona del singular o del plural. Esto permite que el lector o la audiencia vean la historia y al resto de los personajes desde el punto de vista de uno de los actores participantes de la misma, lo que incluye sus opiniones, pensamientos y sentimientos. En partes de la historia, este narrador participante se refiere a información que otros le han dicho o ha escuchado y que le han creado su propio punto de vista. La primera persona narrante puede ser utilizada en literatura, teatro, cine, ópera y crónica periodística. También es una forma narrativa muy común en las obras autobiográficas.


En el caso del narrador en primera persona (o también llamado narrador interno), el narrador es un personaje dentro de la historia (homodiegético): actúa, juzga y tiene opiniones sobre los hechos y los personajes que aparecen. En este caso el narrador sólo tiene y aporta información basado en su propia visión de los eventos.


Este narrador es el que más obviamente se diferencia del propio autor: es un personaje en la obra, que tiene necesariamente que cumplir con todas las normas de ser un personaje, incluso cuando esté cumpliendo tareas de narrador. Para que tenga conocimiento de algo, por lo tanto, es necesario que lo experimente con sus propios sentidos, o que algún otro personaje se lo cuente. Puede contar sus propios pensamientos y opiniones, pero no los de los demás personajes, a no ser que éstos se lo cuenten.


El narrador en primera persona puede ser el propio protagonista de la historia, alguien muy cercano a él y que conoce sus pensamientos y acciones o algún personaje marginal que tenga poco que ver con los hechos que se narran.



Narrado en 1ra, un espacio para mí, y para compartir.